Afinales de agosto, en una tarde soleada de domingo, el oeste de la avenida McGraw se transformó. Vibrando con una energía caribeña, se convirtió en el colorido espectáculo de un evento cariñosamente llamado “El Chinchorreo”, una celebración tradicional puertorriqueña y dominicana, organizada durante cuatro años por Sheila Santos, residente de Detroit; y aunque no hubo un programa oficial ni un lugar predeterminado, la alegría y la espontaneidad de la celebración fueron evidentes, desde los suaves acordes de la bachata hasta los ritmos del dembow y el reggaetón, la ciudad de Detroit fue, por un día, tan caribeña como la isla más bañada por el sol.
On a sunny Sunday afternoon in late August, the west side of McGraw Ave transformed. Pulsating with vibrant Caribbean energy, it became the colorful backdrop to an event affectionately called “El Chinchorreo”, a four year traditional Puerto Rican and Dominican celebration organized by Detroit resident Sheila Santos. Though there was no official program or predetermined site, the sheer joy and spontaneity of the celebration were evident. From the soft strains of bachata to the rhythms of dembow, and reggaeton, Detroit was, for a day, as Caribbean as the most sun-kissed island.