En sus últimos días en el poder, el presidente Joe Biden ha dado un paso que pasará a la historia como un ejemplo de c ompasión y liderazgo moral.
La decisión de extender el Estatus de Protección Temporal (TPS) a más de 600,000 venezolanos y 230,000 salvadoreños es más que un gesto político; es un compromiso con los valores fundamentales de humanidad y justicia que definen a Estados Unidos.
“Después de revisar las condiciones del país en Venezuela y consultar con socios interinstitucionales, se determinó que se justifica una extensión del TPS por 18 meses en función de la grave emergencia humanitaria que el país continúa en frentando debido a las crisis políticas y económicas bajo el régimen inhumano de (Nicolás) Maduro”, sostuvo el DHS.
En el caso de El Salvador, la extensión se basó en eventos geológicos y climáticos, incluidas tormentas significativas y fuertes lluvias en 2023 y 2024, que continúan afectando a las áreas fuertemente impactadas por los terremotos de 2001, los cuales fueron la base de la designación inicial de El Salvador al TPS el 9 de marzo de 2001.
La administración Biden hizo extensiones similares a Ucrani a, debido a la expansión de la invasión militar de Rusia, así como a Sudán a raíz de la inseguridad contra civiles por las operaciones de milicias.
En medio de retos internos y externos, esta decisión refleja un entendimiento profundo de la responsabilidad que una nación como la nuestra tiene con aquellos que enfrentan circunstancias inimaginables.
Es importante destacar que estas acciones también benefician a Estados Unidos. Los beneficiarios del TPS han demostrado ser trabajadores resilientes, emprendedor es incansables y miembros comprometidos de nuestras comunidades.
Con acceso legal al trabajo y la estabilidad que brinda el TPS, podrán seguir aportando al crecimiento económico y al tejido social de la nación.
La decisión de Biden también envía un mensaj e importante al mundo: Estados Unidos no da la espalda a los vulnerables. En un clima global donde las políticas de migración a menudo se endurecen, esta acción nos recuerda que la solidaridad y la empatía deben prevalecer sobre el miedo y la indiferencia.
Pero Biden puede y debe hacer más. Por ejemplo, acelerar los procesos de renovación de “soñadores” beneficiarios de la Ley de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA) a fin de que tengan protección plena bajo el programa antes de que Donald Trump asume el poder el 20 de enero, toda vez que ha prometido desmantelar el programa.
Algunos creen que Biden podría incluso emitir un “perdón” generalizado para los cientos de miles de dreamers, aunque esa opción parece menos probable.
Con su extensión del TPS, Biden ha demostrado que el liderazgo no se mide solo por los logros económicos o las victorias políticas, sino también por la voluntad de defender a los más vulnerables, incluso cuando hacerlo no es políticamente fácil.
Pero ese gesto quedará trunco si no extiende las protecciones a nuestros “dreamers” que fueron esenciales para los Estados Unidos durante la pandemia y siguen siendo americanos patriotas que merecen no sólo alivio temporal sino una solución humanitaria permanente
What is Joe Biden doing to protect the immigrant community?
In his final days in office, President Joe Biden has taken a step that will go down in history as an example of compassion and moral leadership.
The decision to extend Temporary Protected Status (TPS) to more than 600,000 Venezuelans and 230,000 Salvadorans is more than a political gesture; it is a commitment to the core values of humanity and justice that define the United States.
“After reviewing country conditions in Venezuela and consulting with interagency partners, it was determined that an 18-month extension of TPS is warranted based on the grave humanitarian emergency the country continues to face due to the political and economic crises under the inhumane regime of (Nicolás) Maduro,” said the DHS.
In the case of El Salvador, the extension was based on geological and climatic events, including significant storms and heavy rainfall in 2023 and 2024, that continue to affect areas heavily impacted by the 2001 earthquakes, which were the basis for El Salvador’s initial TPS designation on March 9, 2001.
The Biden administration made similar extensions to Ukraine, due to Russia’s expanding military invasion, as well as to Sudan in the wake of insecurity against civilians from militia operations.
Amid internal and external challenges, this decision reflects a deep understanding of the responsibility a nation like ours has to those facing unimaginable circumstances.
Importantly, these actions also benefit the United States. TPS recipients have proven to be resilient workers, tireless entrepreneurs, and committed members of our communities.
With legal access to work and the stability that TPS provides, they will be able to continue contributing to the economic growth and social fabric of the nation. Biden’s decision also sends an important message to the world: America does not turn its back on the vulnerable. In a global climate where migration policies are often hardened, this action reminds us that solidarity and empathy must prevail over fear and indifference.
But Biden can and should do more. For example, speed up the renewal processes for “dreamers” beneficiaries of the Deferred Action for Childhood Arrivals Act (DACA) so that they have full protection under the program before Donald Trump takes office on January 20, since he has promised to dismantle the program.
Some believe that Biden could even issue a general “pardon” for the hundreds of thousands of dreamers, although that option seems less likely.
With his extension of TPS, Biden has shown that leadership is not measured only by economic achievements or political victories, but also by the willingness to defend the most vulnerable, even when doing so is not politically easy.
But that gesture will be cut short if he does not extend protections to our “dreamers” who were essential to the United States during the pandemic and remain patriotic Americans who deserve not just temporary relief but a permanent humanitarian solution.