Sixto Diaz Rodriguez, a man of mystery who often performed with his back to his audience and was known to take photos of himself in front of an audience after performing, was a modest man that simply loved music. He was also known as ‘Sugar Man,’ a reference to one of his many cutting-edge songs. The man and the legend recently passed away at the age of 81 following a short-term illness. He resided as a second-generation Mexican, born and raised in Southwest Detroit, until his passing.
Picking up his family guitar at 16 and forever falling in love with music is where his unorthodox career began. As an inconspicuous young adult, he would perform locally all throughout the city of Detroit. As he pursued his music career, he worked a blue-collar job in the auto industry to create an honest living like many Detroiters in the 60s and 70s.
It was never about the financial gain; it was about sharing his poetic words layered to his own melody with the world, and the world listened. Rodriguez’s musical success didn’t come to him through his American audience but instead through South Africa during the tumultuous time of Apartheid. Although some of his music was banned during this regime, his music fueled a movement that brought South Africa’s comfort and social consciousness to the forefront.
Rodriguez expressed his political interest in his community by running for office, including running for City Council and later for Mayor of the City of Detroit. His music was used as a vehicle for social justice and equality, so much so that he grabbed the attention of South African President Nelson Mandela. When Mandela visited Detroit in 1990, he hoped to meet Rodriguez; unfortunately, the meeting never occurred. However, that didn’t stop the momentum of his music from spreading solace and connecting people worldwide.
Last Saturday, August 12, a few days after Rodriguez was laid to rest, family, friends, and visitors gathered at the Majestic Theater in his memory. The mood was not sorrowful at all; instead, optimistic. The main room was dimly lit except for the stage, where those who loved him took turns commemorating his memory by singing his songs or just sharing a few words. Along the side of the room were photos, album covers, awards, and even newspaper clippings that displayed his musical impact.
His influence on human rights and social change was documented in the Oscar-winning documentary Searchin’ for Sugar Man, released in 2012. Rodriguez held a record deal with Motown Records, where Clarence Avant was Chairman. As Rodriguez began to tour and could see the change he was making, he said to an audience, “Thank you for keeping me alive.” The city of Detroit, particularly Southwest, is certainly keeping his legacy alive. Located on W. Vernor facing the Vernor Food Center parking lot to the east is a mural of Rodriguez painted by muralist Elton Monroy Durán.
In 2015, Durán moved to Detroit from the Hidalgo region of Mexico. While making Detroit home, he soon discovered he didn’t feel as connected until finding the music of Rodriguez. During the pandemic in 2020, Durán completed the mural in time for Rodriguez’s birthday. The parallels between Durán and Rodriguez’s life met in multiple ways while the mural was painted. Durán soon discovered the building he was painting housed the same apartment Rodriguez and his three daughters once lived in. Durán describes his personal experience throughout the creation process as” Kind of like destiny.”
Durán was on the lift, painting the mural during a time when Black Lives Matter Marches took to the street all across the country. “The Black Lives Matter march came down this very street when I was painting. So, I was recording from up there. The Black Live Matter march is much like the movements happening in South Africa,” Durán says. He soon connected with Rodriguez personally. “I can now feel and see what he meant with his lyrics; he was talking about these streets.”
Sixto Diaz Rodriguez leaves behind wife, Konny Rodriguez, and three daughters, Eva, Sandra, and Regan Rodriguez.
Sixto Díaz Rodríguez, el llamado Hombre Misterioso, deja un gran legado
Sixto Díaz Rodríguez, el misterioso hombre que cantaba de espaldas a la audiencia y era conocido por tomarse fotos con su público después del concierto, fue un hombre sencillo, que amaba la música; conocido como el ‘Sugar Man’ refiriéndose a una de sus más famosas canciones. El hombre y su leyenda fallecieron recientemente a la edad de 81 años a causa de una repentina enfermedad. Residió como mexicano de segunda generación, nació y creció en el suroeste de Detroit y vivió allí hasta su fallecimiento.
Aprendió a tocar la guitarra a los 16 años y se enamoró para siempre de la música, siendo allí donde comenzó su poco ortodoxa carrera. Como un joven adulto discreto, actuaría localmente en toda la ciudad de Detroit y mientras continuaba su carrera musical, obtuvo un trabajo en el sector manufacturero de la industria automotriz, ganándose la vida honradamente como muchos habitantes de Detroit de los años 60 y 70.
Nunca le interesó el dinero; se trataba de compartir sus palabras, superpuestas a su propia melodía, y el mundo lo escuchó. El éxito musical de Rodríguez no le llegó a través de su audiencia estadounidense, sino a través de Sudáfrica durante la tumultuosa época del apartheid. Aunque parte de su música fue prohibida durante este régimen, su música impulsó un movimiento que puso en primer plano la comodidad y la conciencia social de Sudáfrica.
Rodríguez expresó su interés político en su comunidad al postularse para un cargo público, para el Concejo Municipal y luego como alcalde de la Ciudad de Detroit. Su música fue utilizada como vehículo para la justicia social y la igualdad, tanto que llamó la atención del presidente sudafricano Nelson Mandela. Cuando Mandela visitó Detroit en 1990, esperaba conocer a Rodríguez; desafortunadamente, la reunión nunca se dio. Sin embargo, eso no impidió que el impulso de su música difundiera consuelo y conectara a personas de todo el mundo.
El pasado sábado 12 de agosto, pocos días después del entierro de Rodríguez, familiares, amigos y visitantes se reunieron en el Teatro Majestic en su memoria. El ánimo no era triste en absoluto, sino optimista. La sala principal estaba tenuemente iluminada a excepción del escenario, donde sus seres queridos se turnaban para conmemorarlo, cantando sus canciones o simplemente compartiendo algunas palabras. Al costado de la sala había fotos, portadas de álbumes, premios e incluso recortes de periódicos que mostraban su impacto musical.
Su influencia en los derechos humanos y el cambio social se plasmó en el documental ganador del Oscar Searchin’ for Sugar Man, lanzado en 2012. Rodríguez tenía un contrato discográfico con Motown Records, donde Clarence Avant era el presidente. Cuando Rodríguez comenzó a viajar y pudo ver el cambio que estaba generando, le dijo a la audiencia: “Gracias por mantenerme con vida”. La ciudad de Detroit, particularmente el suroeste, ciertamente mantiene vivo su legado. Ubicado en W. Vernor, al este del estacionamiento del Vernor Food Center, está un mural de Rodríguez pintado por el muralista Elton Monroy Durán.
En 2015, Durán se mudó a Detroit desde la región de Hidalgo, México. Mientras hacía de Detroit su hogar, descubrió que no se sentía tan conectado, hasta que encontró la música de Rodríguez. Durante la pandemia de 2020, Durán completó el mural a tiempo para el cumpleaños de Rodríguez. Los paralelismos entre la vida de Durán y Rodríguez se encontraron de múltiples maneras mientras se pintaba el mural. Durán pronto descubrió que el edificio que estaba pintando albergaba el mismo apartamento en el que alguna vez vivieron Rodríguez y sus tres hijas. Durán describe su experiencia personal a lo largo del proceso de creación como “Algo así como el destino”.
Durán estaba en el ascensor, pintando el mural durante el tiempo en que las marchas de Black Lives Matter tomaron las calles en todo el país. “La marcha de Black Lives Matter cruzó esta misma calle cuando estaba pintando. Entonces, estaba grabando desde allí. La marcha de Black Live Matter es muy parecida a los movimientos que ocurrieron en Sudáfrica”, comentó Durán. Pronto se conectó personalmente con Rodríguez. “Ahora puedo sentir y ver lo que quiso decir con sus letras; estaba hablando de estas calles”.
Sixto Díaz Rodríguez dejó a su esposa, Konny Rodríguez, y tres hijas, Eva, Sandra y Regan Rodríguez.
Amber Ogden es una escritora independiente que nació y creció en Detroit. Ha realizado publicaciones en Forbes, Chevy in the D, Model D y Rachel Ray Every Day. Le gusta el arte y comer en la ciudad en su tiempo libre.
Traducción por Carmen Elena Luna.